ETXERAT (4-8-2021). Con el repunte de contagios por la COVID-19, que afecta también a personas presas, la consiguiente gestión de la pandemia por parte de Instituciones Penitenciarias vuelve a incidir en contra de los derechos de los y las presas y sus familiares, agravando la complicada situación que venimos padeciendo desde que se iniciara hace ya año y medio.

A día de hoy, la práctica totalidad de prisiones en las que se encuentran nuestros familiares presos, han suspendido de nuevo los vis a vis, tanto familiares como de convivencia, lo que nos lleva otra vez a una situación insostenible, a recibir un castigo añadido, tanto en el caso de nuestros familiares presos y presas, como para nosotros mismos.

Llueve sobre mojado ya que, tras el inicio de la pandemia con sus consiguientes medidas de incomunicación entre presos y familiares, con el primer repunte del pasado febrero, IIPP blindó de nuevo las prisiones, suspendiendo las comunicaciones y eliminando así el único contacto cercano a lo físico que les quedaba a presos y presas. Junto a asociaciones de defensa de los derechos humanos y de apoyo a presos a nivel estatal, hemos venido defendiendo la adopción de medidas tendentes a la excarcelación de personas, junto a otras medidas sanitarias eficaces, incluidas medidas preventivas como las que se han impuesto en la calle, para poder garantizar los vis a vis y hacer factible el contacto directo.

Estamos hablando de menores que llevan largo tiempo sin poder establecer el vínculo con sus padres o madres en prisión; de permisos de salida paralizados para presos políticos vascos que los iban a disfrutar por primera vez tras largos años de condena; y de familiares y presos y presas en general que, sufren nuevamente la suspensión de las comunicaciones, lo que supone un ataque directo y brutal contra los derechos de las personas presas.

Desde Etxerat volvemos a reclamar que se excarcele a los presos y presas con enfermedades graves, a los mayores de 65 años de edad, y en el caso de los presos y presas vascas, a todos aquellos que han cumplido las tres cuartas partes de su condena, e incidimos en que se apliquen medidas de corte más humano para hacer frente a la COVID-19 también en prisión y se recuperen las comunicaciones.

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Fotografía: FOKU