ETXERAT (24-3-2021). Nos sumamos a las recomendaciones de organismos relacionados con la salud y la defensa de los derechos de las personas presas, y hacemos un llamamiento, tanto a los departamentos de Salud de los gobiernos vasco y navarro, como a los ministerios de Salud español y francés, para que, sin perder un solo minuto, introduzcan a las y los presos en grupos prioritarios de vacunación de la COVID 19 y pongan en marcha planes de vacunación garantistas y eficaces para toda la población reclusa. 

Todas las personas tienen derecho a la promoción y protección de su salud, y es mayor la responsabilidad pública sobre la salud de las personas presas, por la situación de reclusión colectiva y de restricción de la movilidad en la que se encuentran en el interior de instalaciones públicas, como son las cárceles.

Realizamos desde Etxerat esta petición, sin perjuicio de que se adopten otras medidas dirigidas a mejorar las condiciones de vida al interior de las prisiones y a extremar la seguridad de los presos y presas, entregándoles mascarillas adecuadas en número y calidad, u otros elementos sanitarios. Y por supuesto, reiteramos las recomendaciones de organismos internacionales de poner en libertad a presos de avanzada edad y con afecciones graves en su salud, como, en el caso de los presos vascos, Ion Kepa Parot, preso en Muret positivo en COVID-19 en la actualidad y los 17 presos vascos con enfermedades graves e incurables.

La gestión de la COVID 19 en las prisiones de los estados español y francés se ha dirigido a construir más cárceles dentro de las propias prisiones, afectando, en el caso de los y las presas vascas, no sólo a los propios presos, sino también a sus familiares por el hecho de tener que realizar largos desplazamientos para poder realizar las visitas. Además, durante meses, se han paralizado todos los acercamientos pendientes, acrecentando la incertidumbre y el sufrimiento de los familiares y los propios presos y presas políticas vascas.

La población reclusa entra dentro de parámetros de alto riesgo, son personas que comparten espacios de uso común muy cerrados que multiplican los factores de contagio y, sin embargo, únicamente se les han aplicado medidas muy restrictivas, con un alto impacto en la salud mental y física de los presos, debido a la vulnerabilidad asociada a las restricciones para su vida cotidiana.

Por todo ellos incidimos desde Etxerat en demandar una planificación inmediata para vacunar de forma prioritaria a la población reclusa, sabedores incluso, tal y como señalan asociaciones médicas, del beneficio que, en alguna medida, la vacunación puede proporcionar a la mejora de la salud mental y física de presos y presas, no solo por la protección frente a la COVID 19, sino por el importante margen de mejora en las condiciones generales de vida de estas personas y sus consecuencias positivas en otras patologías.