20160128 113236-min

 

ETXERAT. Nos acompañan en esta mesa familiares y amigos de Olga Comes, presa política vasca alejada y encarcelada en la prisión de Mansilla, a 370 km de su domicilio familiar.
Como ya dimos a conocer mediante nota de prensa, en la madrugada del domingo un allegado de la presa navarra Olga Comes sufrió un accidente cuando se dirigía a visitarla. Debido a la niebla, un coche que circulaba a alta velocidad, colisionó por alcance con el coche del allegado de Olga, que tuvo que ser trasladado en ambulancia y atendido por heridas y contusiones. No pudo continuar el viaje ni realizar la visita.
Queremos llamar la atención sobre la gravedad de este hecho: esta persona que ha resultado accidentada, no viajaba por placer, no viajaba por motivos de trabajo, ni tampoco por ninguna causa que fuera de su elección. Viajaba de madrugada, con escasa visibilidad y el peligro consiguiente porque a las 8:30 de la mañana debía presentarse en la cárcel de León si quería realizar la visita. Viajaba porque ese espacio de 40 minutos al que se reduce nuestro derecho a la vida familiar y a los lazos afectivos, tiene un precio muy elevado cuando se trata de las presas y presos políticos vascos y de sus familiares y allegados: desplazamientos impuestos, distancias impuestas, horarios impuestos y el riesgo, también impuesto, que todo ello implica.
La sociedad vasca conoce muy bien esta realidad y sus gravísimas consecuencias sobre los miles de ciudadanas y ciudadanos vascos afectados por la dispersión. Sabe también que causar daño, es objetivo y fin de la política de dispersión y, a su vez, el mayor escollo en el camino hacia la resolución y la paz. La sociedad vasca, ha demostrado repetida y mayoritariamente su voluntad de dar fin a las políticas penitenciarias de excepción. Pero pero por primera vez, esta voluntad ha podido reflejarse en las instituciones navarras. En el compromiso con los derechos de todos y todas y el fin de la dispersión recogido en la declaración del Parlamento navarro, y en la solidaridad hacia la familia de la presa vasca y la persona accidentada recibida desde la Secretaría de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno de Navarra. Por primera vez, los derechos de todas las personas se colocan por encima de los réditos políticos. Esta es la confianza que queremos trasladar a todos los familiares y allegados de las presas y presos dispersados, la que también queremos devolverle a la sociedad. El fin de una política penitenciaria que busca el sufrimiento con fines exclusivamente políticos, está ahora más cerca. Es necesario que todos nosotros nos activemos y que renovemos y reforcemos nuestro compromiso de poner fin a una política de excepción vulneradora de derechos.