ETXERAT. Etxerat ha realizado esta mañana una rueda de prensa en Donostia para denunciar el quinto accidente que provoca la dispersión en lo que va de año. Urtzi Errazkin ha hecho las declaraciones en euskera, mientras que Patricia Belez lo ha hecho en castellano. Nos acompañado en la rueda dos familiares del preso Aitor Agirrebarrena, cuya familia ha padecido este último siniestro. A continuacuón adjuntamos la rueda de prensa leída:

 

Quinto siniestro del año. El tercero en el plazo de un mes. Cuatro familiares de Aitor Agirrebarrena, encarcelado en Puerto de Santa Maria, a más de 1000 km de su domicilio, resultaron accidentados a la altura de Salamanca, cuando volvían de realizar la visita. El coche que circulaba delante del suyo frenó bruscamente, sin que pudieran evitar la colisión. No ha habido que lamentar daños personales graves, pero tratándose de un siniestro en carretera, ningún daño es leve. Y lo es mucho menos, cuando se trata de un desplazamiento forzoso; un viaje obligado de más de 20 horas y 2000 km, sujeto a las imposiciones y al riesgo.

La política de dispersión, ha dado cuatro más de sus frutos: cuatro familiares más, que han resultado afectados por una colisión en carretera. Una de las consecuencias más visibles, y al mismo tiempo más encubierta de la dispersión: el daño físico y el daño económico, enmascarados siempre como accidentes de tráfico. Pero el daño causado no es accidental, y la obstinación en mantener activa la política de dispersión, cuando nadie desconoce sus consecuencias, es la mejor prueba de ello.

Además de estos cuatro familiares golpeados, ¿qué otros “frutos” tienen para ofrecerle a la sociedad, los partidos políticos que defienden la dispersión?

Hemos cubierto, con este nuevo siniestro, alguna de las cuotas de sufrimiento que nos tienen señaladas? Cuántas más nos quedan? Porque en esta sociedad, hay miles de personas, de toda edad y condición, afectadas por la dispersión, afectadas por todas sus consecuencias, y justo es que la sociedad sepa cuánto sufrimiento más les aguarda.

Y a esa misma sociedad, ¿qué le ha aportado esta nueva muestra de una política de excepción que es violenta en todas sus expresiones y violenta en todas sus consecuencias?

Y ante estas consecuencias ¿cuánto más silencio, por parte del Lehendakari Urkullu, debemos esperar? ¿cuánto más piensa ignorarlas la Secretaría General para la Paz y la Convivencia del Gobierno Vasco?

Cuánto sufrimiento más, cuánto silencio más, cuántos derechos menos, cuánta menos paz. Justo es, volvemos a decirlo, que la sociedad lo sepa.

La política de dispersión ha dejado caer sobre nosotras y nosotros, los familiares, los amigos y amigas de las presas y presos políticos vascos, el peso del chantaje y de la venganza. Cargamos con él desde hace 27 años, desde hace cientos de afectados y desde hace 16 víctimas mortales. No estamos dispuestos a que se oculten ni estas ni otras consecuencias. No estamos dispuestos a aceptar, como decíamos hace apenas una semana, que la venganza es un derecho. No estamos dispuestos al silencio, ni a la resignación. Mientras crece la responsabilidad de quienes quieren activa la política de dispersión, conforme crecen sus consecuencias, nosotras y nosotros hacemos un nuevo llamamiento a otra responsabilidad: un llamamiento a trabajar, a unir fuerzas, a dar nuevos pasos que desactiven las políticas penitenciarias de excepción y reactiven los derechos para todas las personas. Lo hacemos confiando, una vez más, en las fuerzas políticas, en los agentes sindicales, en la responsabilidad de la sociedad vasca para con los derechos humanos y la paz.