Una vez más, una rueda de prensa de denuncia por la vulneración producida a un preso político vasco. Un preso aquejado de una enfermedad grave: Gorka Fraile. Un trato inhumano recibido por parte de los policías que lo custodiaban empeñados en hacer todavía más difíciles las horas previas a su operación en el hospital de Badajoz. Un trato cruel e inaceptable para cualquier persona y más, para una persona enferma y sus familiares.

La política de dispersión, que supone un sufrimiento añadido en cualquier circunstancia, agudiza sus consecuencias en las de mayor vulnerabilidad. Posibilita la vulneración del derecho a la salud y que médicos de su confianza no puedan atenderle. Posibilita la vulneración de un trato digno por parte de la policía y la pasividad inicial del hospital. La carga de sufrimiento añadido, que es la base de esta política penitenciaria, afecta no sólo al preso y la presa, también con la misma crudeza, a sus familiares y allegados. Lo sufrido por Gorka el lunes establece los cimientos del maltrato psicológico. Es significativo en ese sentido la desesperación creada en él que se planteó abandonar una operación vital.

Y nos preguntamos lo siguiente: ¿Dónde están las garantías en los traslados? ¿Dónde está la responsabilidad del hospital? ¿Dónde está la conciencia de los médicos que tienen toda la competencia, derecho y obligatoriedad de hacer y deshacer en nombre del bienestar de la salud de sus pacientes? Una vez más se quedan en evidencia. En evidencia, porque la actual legislación penitenciaria tiene como objetivo maltratar a los presos políticos vascos y su entorno familiar. Porque aun negando el carácter político de nuestros familiares les aplican medidas y tratos basados en una sed de venganza evidente.
Para garantizar que de ahora en adelante no vuelva a suceder algo así, exigimos la custodia del abogado y médico de confianza del preso desde el momento en que abandona la cárcel hasta su hospitalización y durante la duración de todo el proceso. Para protegernos de personas adoctrinadas en sentimientos generados por la política de odio y venganza creada por dos estados y difundidos por algunos medios.

Por todo ello, nosotros y nosotras, familiares y allegados de presos y presas políticos vascos, queremos trasladar a la sociedad vasca la necesidad urgente de terminar con la dispersión y poner, definitivamente, fin al sufrimiento. Es más urgente que nunca, porque en prisión, el tiempo nunca corre a favor de la enfermedad, y porque, además, estamos asistiendo a una nueva vuelta de tuerca sobre la situación de presos y presas políticos. Queremos a Gorka en casa, les queremos a todos y todas en casa.