La ruleta rusa de la dispersión ha provocado un nuevo accidente de tráfico este fin de semana; muy grave en esta ocasión, en el que tres familiares de presos políticos han resultado heridos e incluso una persona que viajaba en otro vehículo implicado en el hecho ha fallecido. Los familiares implicados son los de Ugaitz Perez, preso en la prisión de Castellón II a 590 km de Euskal Herria. Y son caras conocidas, como la de Jone Artola quien tuvo durante 27 años a su hermano en prisión. Se han pasado la vida viajando y jugándose la vida en las carreteras a cuenta de esta medida excepcional.

Estos accidentes no son una casualidad; son una causalidad. Y queremos aclarar términos: nuestra decisión es visitar a nuestros familiares estén donde estén. Porque les queremos y porque es nuestro derecho y el suyo. La decisión por tanto es nuestra, la responsabilidad no. La responsabilidad de tener que recorrer cientos de kilómetros todas las semanas para ejercer este derecho y la responsabilidad de las condiciones en las que tenemos que hacerlo no son nuestras.

Viajamos sin garantías en tensión y bajo presión. Y queremos dejar claro que no viajamos ni por ocio ni por capricho ni por trabajo. Viajamos por obligación.

Las condiciones en las que nos vemos obligados a viajar son las propicias para que estos accidentes ocurran, para que nos juguemos la vida en el largo trasiego hasta las cárceles más lejanas. Quienes viajamos hasta Puerto, Algeciras o Clairvaux tenemos unas 12 horas de viaje de ida, y otras 12 horas de vuelta. Llevamos más de 25 años recorriendo todas las carreteras del estado y esta política criminal llamada dispersión se ha cobrado 16 víctimas. 16 familiares que han muerto y centenares de heridos como consecuencia de una política de venganza; cruel y vulneradora de los derechos humanos más elementales. La media de accidentes en el 2014 es escalofriante: 9 accidentes en 9 meses.

Los derechos humanos no se compran; ni se venden. No pueden entrar en negociaciones peregrinas. No pueden estar sujetos a contrapartidas ni a requisitos. Por ello exigimos que no se nos condene, y que se traiga a nuestros familiares a casa de una vez por todas!!

Ya basta! Defiendan los derechos humanos. Para todas las personas.

Tolerancia cero ante la dispersión.


Etxean nahi ditugu!