Ha sido embestido de madrugada por otro automóvil que lo ha sacado de la carretera, tras lo que ha sido evacuado al hospital con contusiones, por lo que ha perdido la visita de esta mañana.

ETXERAT. Durante esta madrugada se ha registrado el primer accidente por la dispersión de este año. Un amigo de la presa política vasca Olga Comes se dirigía hacia la cárcel de Mansilla (León) a visitarla cuando hacia las 05:20 de la mañana ha sido alcanzado por otro coche que circulaba “a una gran velocidad”, tal y como ha denunciado el allegado.

El siniestro ha ocurrido en el límite de La Rioja y Navarra, y según ha explicado la persona afectada, había mucha niebla en la zona; el golpe, sumado a la velocidad del coche que le ha embestido y las maniobras que ha realizado el otro conductor han hecho salir el coche del allegado de la carretera. El auto del familiar ha sido golpeado en la parte izquierda, a la altura del depósito de gasolina, quedando la delantera del coche mirando hacia la izquierda y el culo a la derecha, y por la inercia se ha golpeado primero contra una mediana y luego contra la otra.

El allegado de la presa Olga Comes ha sido evacuado al hospital de Lizarra donde se ha podido comprobar con las pertinentes pruebas que ha sufrido varias contusiones y heridas. El coche ha sido llevado a Logroño con la grúa, pero la víctima no ha podido presentarse en el centro penitenciario de Mansilla a las 09:00, hora de la visita -es obligatorio sin embargo, presentarse media hora antes - debido a que estaba siendo atendido por sus heridas.

A solo 24 días del comienzo del nuevo año, hemos registrado ya un nuevo accidente. Etxerat señala una vez más, que estos accidentes, como todas las consecuencias de una política penitenciaria de excepción, tienen sus responsables directos en quienes se obcecan en su mantenimiento. Nosotras y nosotros, como familiares y allegados de las personas dispersadas, nos vemos obligados a realizar largos y complicados desplazamientos, para poder ejercer nuestro derecho a las visitas y estos desplazamientos y las condiciones en que debemos realizarlas, implican riesgos que estamos igualmente obligados a correr.

Queremos recordar que son 16 las personas que han perdido la vida y cientos los familiares accidentados en los desplazamientos a las diferentes prisiones. Este es el precio que los estados han puesto a nuestro derecho a la vida familiar, a nuestro derecho a mantener nuestros lazos afectivos. La actual política penitenciaria persigue hacernos daño y causar sufrimiento y lo consigue. Pero no vamos a tolerar que se eludan responsabilidades. ¡Es suficiente!