ETXERAT (20-6-2022-VI-20). En la actualidad, del total de 183 presos y presas de EPPK, todavía 65 (y 17 más en el Estado francés) siguen fuera de Euskal Herria dispersados por cárceles periféricas y otras prisiones todavía lejanas.

Han transcurrido ya prácticamente dos años desde que en julio de 2020 fueran acercados a cárceles vascas los primeros presos.

No cabe duda de que la situación, en general, ha mejorado y que se están dando avances importantes. 101 presos y presas se encuentran en la actualidad en prisiones de Euskal Herria. No queda uno solo de nuestros familiares en primer grado y aunque en cifra mucho menor de si se les aplicara la legalidad ordinaria, actualmente una veintena se encuentran en tercer grado y más de media docena de presos están disfrutando de permisos. 

Pero debemos constatar que no se acaba de cerrar definitivamente el ciclo de la dispersión y el alejamiento. Continúan sustrayéndonos el tiempo y no se repeta algo tan elemental como la cercanía con el entorno para poder mantener el vínculo familiar y afectivo, con el objetivo último y natural de la reintegración. Y no olvidemos, además, el impacto añadido que la pandemia ha provocado en las cárceles. Cierre a cal y canto, continuas suspensiones de las visitas íntimas, familiares y de las básicas comunicaciones por locutorio. Largo tiempo sin abrazos a los hijos e hijas, a los seres queridos.

Entre los veranos de 2020 y 2021 los acercamientos a cárceles de la CAV y Nafarroa y traslados a prisiones periféricas fueron prácticamente semanales, luego pasaron a ser mensuales y ahora se demoran mucho más en el tiempo. Entre julio de 2020 y julio de 2021 se produjeron 234 anuncios de acercamientos, traslados y/o cambio de grado; esa cifra cayó a 53 acercamientos, traslados y/o cambios de grado por parte de la SGIIPP desde agosto de 2021 hasta la fecha. Desde finales de abril de 2022 no se ha producido acercamiento alguno.

En estos meses, además, continúan manteniendo en cárceles de fuera de la CAV y Nafarroa,  contra su voluntad, y la de las propias juntas de tratamiento, a muchos presos y presas. En algunos casos, la negativa a ser trasladados a las prisiones más cercanas se ha repetido cada seis meses, hasta en 3 y 4 ocasiones. Además, en estas cárceles periféricas se sigue manteniendo la intervención de comunicaciones, otra de las inercias del pasado.

Topas, Mansilla, Dueñas, Estremera, Alcalá, Asturias, Daroca, Zuera, Soria, Burgos, Logroño y El Dueso… son prisiones lejanas. Es urgente y necesario poner fin de una vez por todas al alejamiento y la dispersión. Son ya más de 35 los años durante los que los familiares venimos padeciendo esta situación injusta y excepcional. Y sobre todo, tal y como venimos reiterando frente a tanta mentira, no estamos hablando de beneficio alguno. Hablamos de acercar a todos las y los presos, de acabar con la política de excepción y de que se aplique la ley ordinaria. Hablamos, por lo tanto, de derechos, tal y como recoge la ley.
 
Etxean eta bizirik nahi ditugu!