ETXERAT (14-2-2022). Iñigo Gutiérrez Carrillo, preso político de Algorta, ha recibido un auto de regresión de grado que supone su reingreso en prisión en segundo grado, dos semanas y media después de que fuera acercado, en tercer grado, al Centro de Inserción Social (CIS) de Zaballa.

En el caso de Iñigo Gutiérrez, su progresión a tercer grado fue dictaminada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, toda vez que ha sido el juez de Vigilancia Penitenciaria, dependiente de la Audiencia Nacional (AN) española, quien ha dictado la regresión a segundo grado del preso vasco. Ha sido el citado tribunal de excepción español quien ha vuelto una vez más a dictar regresión de grado para un preso vasco, tras los casos de Unai Fano, el pasado setiembre, tras permanecer en segundo grado en la calle durante ocho meses, y el más reciente de Jon Crespo, que tuvo que reingresar en la prisión de Basauri pese a que desde el pasado octubre de 2021 disfrutó de tercer grado.

Entre las razones por las que Gutiérrez fue progresado a tercer grado hay que citar el cuidado de su hija que tras cumplir tres años de edad tuvo que abandonar recientemente la prisión en la que vivía con su aita y su ama, mientras María Lizarraga, pareja del preso de Algorta y madre de la niña se encuentra presa en la cárcel alavesa. Cabe asimismo señalar que el preso vasco cumplió las tres cuartas partes de su condena el pasado año 2019 y cumplirá la integridad de su condena de catorce años de prisión el próximo mes de julio, razones de más para que estuviera ya en la calle.

Son razones objetivas de peso ante las que se no entiende esta decisión de la AN. Tal y como ya señalamos en los casos de Fano y Crespo, tras esta regresión de grado, más allá que el propio preso perjudicado, se encuentra su familia y entorno, en este caso, una niña de tres años que necesita en estos momentos de la presencia y atención de su padre que, por otro lado, en aplicación de la legislación ordinaria, hace tiempo que debía estar en libertad.

La AN vuelve a obstaculizar el camino hacia la reintegración emprendido por un preso vasco, en un contexto de avance hacia la resolución, la convivencia y la paz que comparte la amplia mayoría de la sociedad vasca. La decisión de la AN incide en el mantenimiento de la excepcionalidad que la sociedad vasca rechaza.